ETAPA 17: SANTILLANA DEL MAR - COMILLAS.


La ruta de hoy ha sido bastante agradable y variadita. Antes de salir, con un amanecer fresquito pero soleado, he dedicado unos minutos a hacer fotos de la Santillana desolada del amanecer. Es ahí cuando la población se muestra en todo su esplendor, sin cachivaches turísticos ni compañías foráneas. 
La luz del amanecer lava de turistas las calles de Santillana.




Después he ido saliendo de Santillana subiendo y combinando algo de bosque con algo -poco, esta vez- de carretera, pero no nacionales, sino carreteritas comarcales rodeadas de praderas agradables. Todos los caminos rurales están asfaltados, en Cantabria, y es difícil encontrar una senda forestal, o un camino de tierra. Sin embargo el paisaje y el entorno era amistoso.


¿Seguro?

Un labriego que deja huella



Todo ha sido así hasta llegar a Cóbreces, a unos 10 km aproximadamente de Santillana. Algunas guías te recomiendan hacer noche aquí, en el Santuario de Santa María de Viaceli, y efectivamente parece muy recomendable. El sitio es bonito, y seguro que la experiencia es muy original. Yo no pude hacerlo, y decidí desayunar allí para resarcirme del tema. Como la etapa se me hubiera quedado muy corta, y considero que Comillas es visita obligada, y solo quedaba a 10 km, he decidido dejarme llevar hasta allí. 


Las tres gracias.

Doble señal, marcando los dos caminos: el de santiago, y el camino liebanés.


Como se puede apreciar, el resto de la ruta ha sido algo más entre bosques, pasando por algún pueblecito. Al final llegas a Comillas, pueblo - ciudad de importancia turística, con edificios señalados, playa, y una población bastante turística. No es recomendable visitar Comillas en domingo, porque la playa está llena, y el pueblo se convierte en el típico pueblo playero de chanclas y flotadores azules.

El albergue de Comillas está situado en una antigua prisión.

Peregrinas descansando del viaje. Arriba, marcas de los lugares santos.

La tónica de esta segunda parte del camino está siendo la de un viaje bastante solitario. En esta tercera etapa vuelvo a coincidir con la neozelandesa Sophie, la irlandesa Sinnead, y muy pocos españoles.  Decidí comer solo, antes de que abriera el albergue, pero dejando mi mochila en la cola correctamente. No es un albergue muy grande, y sin embargo suele ser un sitio muy codiciado. La alberguista, por lo tanto, se pone de los nervios y ya desde el principio hace recuento para no dar ilusiones a los que no caben. 

Mi intención era visitar cuidadosamente la ciudad, pero me dejé seducir por algunos compañeros peregrinos que no habían comido, y los acompañé en una especie de merienda -cena que se alargó extensamente. De esa manera gané un buen recuerdo, pero perdí la oportunidad de ver monumentos como el Capricho de Gaudí, que quedarán en la lista de "cosas para ver en otra ocasión". El capricho siempre estará allí, pero esa compañía no. Tuve que decidir, y acerté.

A la izquierda, el sector anglófilo - Sophie y Sinnead-. A la derecha, el latino : Tomaso y yo. En el centro, un incomprendido alemán. 
Como ya era muy tarde para visitar museos ni edificios con horarios, me limité a hacer fotos a los sitios más pintorescos: sus calles, sus plazas, y el cementerio, que, situado en un montículo  alrededor de las ruinas de una iglesia gótica, tiene una situación privilegiada sobre el resto de edificaciones.


Comillas vive conectada al modernismo catalán de una manera impactante. Gaudí dejó allí su capricho, y el cementerio está decorado con preciosas esculturas de Domènech i Montaner, el arquitecto que decoró el Palau de la Música catalana de Barcelona.  Pasear por Comillas es una constante sorpresa, y un constante reencuentro con el modernismo catalán.





Desde el cementerio, la puesta de sol es incomparable.

Mi paseo vespertino por Comillas fue en la compañía de Sinnead, que también interesada en la fotografía buscaba instantes mágicos a su alrededor. En otras ocasiones, sin embargo, se sentaba, y miraba al atardecer como si pensara en aquel famoso fragmento del principito sobre las puestas de Sol.

"-Sabes...cuando uno se encuentra tan triste, gustan las puestas de sol.. - dijo el principito"

"¿Tan triste estabas el día de las cuarenta y tres puestas de sol? - Pero el principito  no respondió.

Al anochecer, la ciudad se ilumina, se embellece, se viste de noche con sus mejores galas.

4 comentarios:

  1. oh Carlos thanks for your writing and fotos. It was a very nice rest in comillas, great merenda with you all. what a magic atmosphere in that cemetery, with the sweetest model ever, I envy you for that, and what a nice cockorucho later...but that's another story.
    thanks again
    Tommaso

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  2. Es la primera vez que entro en tu blog. Me encanta el sentido que das a tus fotos. Concretamente las del cementerio merecen un "gracias" por trasmitir la paz que se puede encontrar en dicho lugar.

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  3. Bueno. Que mis fotos transmitan sensaciones como las que has descrito, es lo máximo que se le puede decir a un fotógrafo de sus fotografías. Muchas gracias por los ánimos. Espero que te sigan gustando las siguientes etapas. No olvides hacerte seguidor para recibir mensajes cada vez que cuelgue una etapa. Y desde luego te debo un "Da nada" por tu "Gracias". Saludos

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  4. las fotos del cementerio me parecen simplemente geniales

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