ETAPA 20: COLOMBRES - LLANES

Etapa dura, larga, complicada, y con mil historias. Tiene, y tuvo para mí, cosas muy bonitas, y otras no tanto. Pero vamos por partes.

Como ya se preveía una etapa larga, desayuné rápido y temprano en un bar de la plaza central de Colombres. Un par de corbatas de chocolate. Las corbatas son unas pastas típicas de Unquera, es delito no probarlas. Al salir del pueblo me encontré con Julio y Elisabeta, el madrileño y la austriaca con los que había cenado la noche antes. Los tres nos metimos en una excursión algo rara.

Salida de Colombres




Mientras que las guías y recomendaciones decían que a la salida de Colombres, poco después, había que seguir un trecho de carretera, nosotros, más por despiste que con intención, hemos seguido el sendero GR que había que acabar tomando más tarde. La consecuencia es que nos hemos metido en un tramo de 6 km de subida, por un monte muy empinado, duro, y que además estaba nublado, para conseguir desorientarnos más. Efectivamente nos salvamos de un tramo bastante horrible de carretera de unos 3 km, pero los hemos doblado, en una empinada que requería un esfuerzo que luego ibamos a pagar.



Subida. La equivocación al tomar el Gr antes de tiempo nos metíó en un verdadero puerto de montaña.


Nos dijeron que las vistas desde aquellas alturas eran impresionates. Los días despejados, claro.

La humedad de aquel sitio hacía que todo el sotobosque estuviera totalmente cubierto de telas de arañas.

Arañita esperando el desayuno.

A la bajada el día se fue levantando y pudimos ver lo que hubieramos visto si el día hubiera sido claro: un panorama delicioso, ya que la montaña estaba relativamente cerca del mar, y las vistas prometían ser maravillosas.

A la bajada, el día se fue despejando y pudimos ver lo que nos habíamos perdido desde arriba.



De esa manera llegamos a La Franca, y allí sí que continuamos con el GR, como estaba anunciado en las guías. Parece una especie de sendero de costa, pero no fue exactamente así, porque conforme vas avanzando vas al lado del mar, pero sin verlo. Sin embargo, sobre todo al principio, pasas por algunas calas interesantes. 


A veces, alguna cala aparece por sorpresa, y te invita a descansar. 


Desgraciadamente éste es uno de los tramos más afectados por las obras de la autovía, y a menudo tienes que ir pasando a su lado, en un paisaje agreste, seco, y duro.

Sin embargo, una de las sorpresas que merece remarcar es la de los bufones de Arenillas. Los bufones son un efecto natural bien especial, imposibles de explicar con fotografias. Huecos que el mar, al chocar con las rocas, han ido haciendo por debajo de la superficie, pero que aparecen a metros de la costa. El resultado son pozos donde, en días de marejada, el agua sale como si fuera un geiser. Los días tranquilos, como a mi me pasó, al acercarte al pozo, o agujero, notas temblar el suelo, acompasadamente, al ritmo de las olas, y oyes un fuerte, intenso, profundo rugido. Realmente me pareció como si la tierra, como si el planeta estuviera respirando por esos orificios. Tan simple como sobrecogedor.


Esta cabrita se había quedado alucinada con el sonido del bufón, y no quería alejarse de él.

Otra de las sorpresas positivas es la desembocadura del río Purón. Después de un trecho bastante seco, la llegada a una zona verde y vegetada se agradece.


A partir de ahí los tonos verdes vuelven a recuperarse, y el mar vuelve a aparecer a nuestros ojos, cosa que siempre se agradece. Se llega a continuación al estupendo mirador de Andrín. Impresionante mirador, con dos increíbles playas a ambos lados, y parte de la costa asturiana ante nuestros ojos. 


Mirador de Andrín.


No hay palabras. Y a la derecha había más.

Pero ahí nos espera la última sorpresa, no especialmente agradable. El camino te lleva nuevamente por una senda. Una senda de más de dos horas de camino -subida y bajada incluida- cuando lorecomendable sería ir por la carretera y llegar en breve a Llanes, porque somos peregrinos, pero no masocas. La senda no tiene nada de especial, y dejando de lado la subida y bajada en un momento de la etapa donde llevamos ya muchos quilómetros, la sensación de ir viendo Llanes de lejos, y cómo el camino se va alejando, dando más vuelta, es verdaderamente angustiante. Insisto, recomiendo la carretera.

También es recomendable haber reservado con antelación plaza en el albergue de la Estación. No hay Albergue de peregrinos, y ese es albergue privado con mejor relación calidad - precio. Céntrico, y bastante bien . Pero se llena. Por lo tanto, se llama por la mañana , o el día antes, y se reserva, y puedes llegar cuando te dé la gana.

Llanes es, por otro lado, una ciudad por la que merece pasear un rato. El albergue tiene cocina, y se trataría de llegar con un poco de tiempo para pasear, o cenar por allí. Merece la pena.

Sin embargo, y para quien tenga más ganas de pueblo, y de playa , que de ciudad, existe un pequeño albergue muy bien situado y muy cuco a unos dos kilómetros y medio, en Poo de Llanes. La gente que estuvo allí me lo recomendó gratamente, si no fuera por el exceso de mosquitos. Nadie es perfecto.


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