ETAPA 34: VILALBA - BAAMONDE

Etapa bonita y sencilla, pero dura por las condiciones climatológicas, y por la evolución de mi mini-ampollita, que va evolucionando negativamente. Me preparé bien el pie, cubriendo la planta del pie con un compeed para que lo que podía convertirse en una ampolla estuviese más calmado. Intento frustrado, como veremos más adelante.

Después del desayuno amplio en el bar del polígono donde se encuentra el albergue de Vilalba, me lancé en ruta hasta el centro histórico de la ciudad. Ciudad pueblo donde nació Fraga, gran defensor del camino. Pasas por el centro histórico rodeando la torre de Andrade, y la iglesia, y he comenzado la verdadera ruta. 

Torre de Andrade, en Vilalba

Es fácil perderse en Vilalba, ya que las flechas son escasas y se desdibujan entre los coches

Los alrededores de vilalba son preciosos y bien cuidados. Se nota que fue la ciudad natal del presidente de la Xunta durante muchos años, y que muchas subvenciones se desviaron en unos jardines preciosos en sus cercanías. Sin embargo, ya allí podemos apreciar los primeros problemas del clima: todo estaba saturado de lluvia, todo el ambiente exhumaba agua  en todas sus variaciones, al igual que ayer. 

El cauce iba llenito llenito...


La ruta continuaba por la tierra "cha", o la tierra "chof", como se acabó convirtiendo. En varias zonas, los riachuelos que rodeaban los paisajes se estaban desbocando, y el agua salía levemente por los laterales. El area de recreo se mantenía, pero todo estaba al borde de la saturación absoluta.


Alrededores de Vilalba. Zona de recreo.





Es a continuación cuando uno empieza a encontrarse en la zona más pura del territorio gallego: robledales donde se mezcla lo rojizo de la hojarasca seca caída en otoño con el verde del liquen que envuelve los troncos de los robles. Precioso, maravilloso, de un colorido excepcional. Sobran los comentarios, y en este caso, faltarían más fotos. Me obligo a hacer una bonita, pero nunca la suficientemente amplia, selección.

El colorido de los robledales se presentaba impresionante.


La hojarasca se convierte en un manto delicioso
Daban ganas de quedarse a vivir para un tiempecito. Vaya lugar idílico.

Otro puente, el puente Rodríguez,  donde se demostraba la situación de estrés acuífero

Hojita de roble

Musguito en las piedritas




Los cementerios miran al triste cielo.

La ruta va pasando por diversas aldeas, con pocos habitantes, y va cruzando de lado a lado la nacional. Eso hace que el camino se haga distraido, a veces con alguna casa al lado, a veces con algún cementerio, a veces con alguna iglesia, y a veces interándose en un bosque que te retaba a circularlo sin encharcarte los pies. 




Un seguidor me ha dicho, meses después , que estas flores amarillas corresponden a un campo de grelos. Muy gallego.


El día se mantenía con una lluvia suave, o con un tiempo nublado y tranquilo. En varios puentes el agua se estaba desbordando por sus laterales, pero no fue hasta llegar al río Labrada donde vi el verdadero alcance de la situación: el inmenso puente de piedra se había desbordado por sus laterales. Era un cauce amplio, de unos veinte metros, y estaba desbordado a banda y banda. Me acerqué, y justo estaba sobreponiéndome de la situación y pensando soluciones, cuando el trío alemán que había visto anteriormente llegó, vio, y venció. Con sonrisas, hablaron pocas palabras en su idioma, y rápidamente se quitaron botas y calcetines, y empezaron a navegar por el río hasta llegar al puente. 


Indudablemente, el río se ha desbordado.


Mis jóvenes amigas peregrinas alemanas.


Yo, evidentemente, hice lo propio, y me adapté a la situación. En mi caso tuve que quitarme chubasquero y las piernas del pantalón, pero eso no supuso ningún problema. Sin embargo, la obra maestra que había hecho con mi compeed y algún pequeño vendaje se fue a tomar vientos con el agua helada del río. Asumí la situación con resignación, e intenté ver el punto positivo a la situación. Un baño enérgico de agua helada no debía ser una mala solución de shock para mis pies reblandecidos. Y si no era la mejor solución, no había otra opción, o sea que lo mejor era pensar que era un afortunado y que había tenido la maravillosa suerte de poder meter mis piececitos en un agua tan cristalina y helada. 

No, si al fondo vuelve a estar desbordado...

El camino continuaba peligrosamente con más barro, y al llegar de nuevo a la carretera -el camino iba haciendo zig-zag- acabé tomando la decisión de que cogería la carretera, porque me ahorraba un trozo, pero sobretodo porque el camino se veia ya desde la carretera totalmente impracticable, pues ya no era camino sino arroyo.



Este camino es una cruz.

La elección fue la acertada, pues en el nuevo cruce de la carretera con el camino vi como había adelantado a mis compañeros alemanes, que habían tenido que ir sorteando charcos, barrizales, y problemas varios, sin poder disfrutar del paisaje. De ahí al albergue solo quedaba unos pocos quilómetros, y volvimos un poquito más al camino, pero los problemas fueron menores, aunque divertidos. Llegamos poco a poco al Albergue, no sin antes tener tiempo para hacer alguna foto de la lluvia que de nuevo nos atacaba. Sin embargo, no me dio tiempo de despedirme de mi compañero de viaje hasta ese momento, mi arcángel Rafael. Debía marchar en autobús sobre las cinco, y yo llegué un poco después al albergue. Una lástima, porque se me antoja buena persona, muy agradable, discreto y humilde. Y desapareció sin un último adiós, y sin posibilidades de retomar contacto. Pero es así como se marchan los ángeles, supongo.

La lluvia en Galicia es una pura maravilla.

El albergue, grande y amplio, me abría la posibilidad de conocer nuevos compañeros, muy agradables. Dormí en una habitación de cuatro camas con dos chicos gaditanos, pero con quien más relación tuve fue con un muy agradable grupo de ciclistas madrileños. Sabiendo que el albergue tenía cocina, y utensilios para utilizarla, me acabé animando al verlos dirigirse a comprar filetes de ternera de la tierra, y acabamos comiendo unos riquísimos filetitos, acompañados de las sobras de unos espaguettis con frankfurt que nuestros compañeros gaditanos habían hecho, también. Conversaciones agradables sobre quienes éramos, a donde íbamos, el cómo hacer el camino, y otros temas interesantes nos mantuvieron juntos parte de la noche.

César preparándose un delicioso filete de ternera gallega. Divertidísimas sus descripciones culinarias.



Comiendo con mis compañeros madrileños. Grupo majo y sanote.

Después de la cena nos animamos a ir al bar que había al lado a hacer unos cubatitas, todo esto previamente impulsados y animados por la pareja gaditana, que ya se había desplazado anteriormente al bar en cuestión. Es curioso cómo la gente se enfrenta a las situaciones de manera diferente. El chico gaditano tenía una capacidad increible mostrar simpatia, un poder de seducción inquebrantable, y se ganaba el buen querer de cualquier persona. A pesar de su distancia con otras personas muy diferentes en muchas cosas y aspectos, poseía un carisma, una seguridad, una gestión de las  situaciones que yo nunca llegaré a tener, o me costará muchísimo asimilar. Y es que hay cosas maravillosas innatas en todos nosotros. Y la clave no está en envidar las carencias, sino en desarrollar las propias virtudes. Y en eso estamos.

4 comentarios:

  1. Las flores amarilas son grelos o nabizas.

    ResponderEliminar
  2. Fascinante el Blog, las fotos, los relatos. Empecé leyendo tus rutas a Finisterre ayer y al final he terminado enganchado a tu maravilloso periplo.
    Fantástico que compartas tu experiencia. Se agradece mucho y espero encontrarme personas así durante mi camino.
    Mi idea es hacer un primer camino de Santiago a Fisterra (por eso empecé leyendo esa parte xDD) y posteriormente cuando disponga de mas de una semana, hacer uno yo solo mas largo.
    Hacía tiempo que no sentia tanto entusiasmo por algo que ni tan siquiera ha empezado, y tras lo que llevo leido me reafirmo en que va a ser una experiencia inolvidable.

    Un agregado a tu blog.


    Nacho.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario. Me emociona haberte enganchado. El camino tiene eso: engancha incluso leyéndolo en un blog.

      Mucha suerte con tu camino. Me encantaría que me contaras cómo te ha ido, aquí, en algún comentario, y si crees que hay algo que merece remarcarse del camino, como aviso para navegantes...puedes dejarlo aquí. Mucha, mucha suerte en todo!

      Eliminar