ETAPA A: SANTIAGO - NEGREIRA


Albergue de "Mundoalbergue"
Invierno. Santiago en Invierno está precioso. Con su color a piedra mojada. Con su lluvia eterna. Santiago, lluvia y gris son una misma cosa, en Invierno. 

Me decidí a hacer la última etapa del Camino de Santiago - la que va a Fisterra- con una amiga. Por primera vez, no iría solo. O al menos, no comenzaría solo, porque siempre acabas encontrando a alguien por el camino. 

Para dormir la noche previa en Santiago habíamos escogido Mundoalbergue. El sitio es bueno, agradable, barato, y céntrico. Se puede reservar en verano, y como prácticamente estaba vacío, escogimos unas camas dobles que te permiten dormir a tus anchas perfectamente. Tiene cocina, y un buen comedor donde hablar con peregrinos.

La salida fue, por lo tanto, con lluvia. No fue difícil encontrar las flechas que te llevaban a Fisterra, en una salida de la ciudad bonita, rápida, y por algún parque y rinconcito preciosos.


Salida de Santiago entre casas y parques.




Desde muy pronto uno sale por huertos, en una ruta muy verde y tranquila. De las mejores salidas de una ciudad.


El camino va circulando por zonas verdes, muy acogedoras. La lluvia no era lluvia, sino siri-miri, o calabobos, o orvallo. Se hacía agradable caminar. Poco a poco uno se va acercando a la primera cuestecita leve, cerca de Sarelo dos Baixos, desde donde se aprecian unas bonitas vistas de las torres de la catedral. Momento agradable para frenar, tomar un trago de agua, y mirar atrás para la despedida de ese santiago esperado durante tanto tiempo, y del que uno marcha como de un amigo al que sabe que volverá a ver tarde o temprano.

Primeras cimas a la salida de Santiago. Al fondo, las torres de la catedral.

A continuación el camino va circulando por senderos entre eucaliptus, y antiguos robledales. El color era muy impactante. El invierno en Galicia no se muestra frío, muerto y seco. Es un invierno vivo, un invierno donde el bosque, igualmente bello, dedica su tiempo a limpiarse, a lavarse la cara, a eliminar lo sobrante. 

Nos sorprendió ver cómo algunos peregrinos nos adelantaban. Fue el preludio de que no iba a ser un camino solitario. Siempre hay gente haciendo el camino de Santiago, y no iba a ser este de los menos circulados. El trayecto a Fisterre está tomando cada vez más y más adeptos.


Los bosques se visten diferente en cada época.

La primera parada la realizamos después de un par de horas largas. Yo andaba cansado, pero sobretodo tenía ganas de quitar botas. Era mi primera etapa y ninguna broma de ampollitas peligrosas tocando la moral. En el Alto do vento se encuentra un bar donde se puede desayunar tranquilamente. Cuidado con los bocatas. Te avisan que son de una longitud media,pero se les olvida decirte que de ancho son casi igual que de largo. Es decir, te encuentras con un pedazo de bocata inacabable. A lo mejor es bueno desayunar un bocata entre dos. Si eres de los hambrientos, no te quedarás decepcionado. Pan gallego en su máxima extensión.


Alto do vento. Bocadillos extensos.

Fue en el Alto do vento donde uno puede encontrar ya nuevos peregrinos - o antiguos, si vienes con ellos desde etapas anteriores- . Así fue en nuestro caso. Cuatro palabras, unos cuantos consejos, y una recomendación: las croquetas caseras del bar que hay en Ponte Maceiras. Así quedó la cosa, y ellos tiraron adelante. Nosotros, que habíamos llegado más tarde, descansamos un poquito más, y salimos algo más tarde, preparados nuevamente para la leve lluvia que iba cayendo, y para la subida que media horita después, desde Augapesada, nos esperaba. 



La subida al Alto do mar de Ovella es, por encima de todo, persistente. Es el primer desgaste importante de la etapa. Es necesario ir reservando bien las fuerzas, porque si es la primera etapa que se hace, uno va con ritmo de sobras para pasar esta subida, pero luego puedes pagar tanto ímpetu. Si en cambio forma parte del final de tu camino, y estás con fuerzas, lo importante es medirlas correctamente, porque aún quedan unos cuantos quilómetros hasta Negreira.

Subida al Alto do Mar de Ovella


El segundo descanso es, por lo tanto, en Ponte Maceira. Justo antes de llegar al puente se encuentra uno un bar de piedra bonito. Las croquetas caseras de jamón y de queso nos dejaron completamente boquiabiertos. Fue una especie de entrante-aperitivo-comida que, junto a la mitad del bocadillo que llevaba en mi mochila y que me comería al llegar a Negreira, hizo las veces de la comida importante del día. Parada que sirvió para descansar, coger calor, secarse un poco, y volver a trabar nuevamente relaciones con el grupo que se iba creando poco a poco.

Puente de Ponte Maceira

En invierno el río era de ancho caudal, pero aun no estaba en peligro de desbordarse.

Quien haya leído mi blog ya estará acostumbrado a sonreír con las casualidades o coincidencias que he ido encontrando en el camino. Recordará cómo en las últimas etapas del camino, en primavera, con la  lluvia, sólo, me fui viendo acompañado de lo que yo denóminé mis "arcángeles" - Rafa, Gabriel y Miguel- . Estuvieron a mi lado en los momentos más complicados de las solitarias y húmedas etapas de Galicia. El grupo que se fue formando consistía en dos parejas, un chico que iba suelto, mi acompañante y yo. Por un lado Edu, de voz fuerte y amplia, tatuado por fuera y curtido por dentro. Su pareja, Maria Jose, más discreta y divertida, el polo opuesto necesario en todo imán. El chico que iba suelto, Máximo, para no ser menos a su nombre, nos avisaba de todos los peligros futuros, y nos recomendaba con lujo de detalles todos los sitios interesantes que nos esperaban. Y la última pareja estaba formada por Patri, de alegre sonrisa, y Ángel. ¡Por fin un Ángel en el camino! Ya os podréis imaginar mi ilusión, y mi sonrisa interior, cuando vi que tan prontamente un ángel se me anunciaba como compañero de viaje. 

Los cuatro quilómetros restantes entre Ponte Maceira y Negreira han sido bastante tranquilos. La lluvia arreciaba, pero la conversación que se ha ido creando con los compañeros ha ayudado a que esos quilómetros no pesaran especialmente. 

Es importante recordar que el albergue Municipal de Negreira está 1km después del pueblo. Está bien cuidado, no tiene literas, sino camas, y tiene todos los utensilios para poder cocinar. Como no tiene ningún bar en el pueblo, la opción más recomendable es subirse algo de comida en algún supermercado de Negreira, y cocinar la cena en el albergue, sin tener que preocuparse luego por volver a salir de él. En Negreira hay otros albergues, pero el municipal es suficientemente interesante. 

Alguien me dijo que si el Albergue de Negreira se llenaba se avisaba con antelación al peregrino con carteles en la población, de tal manera que así el peregrino podía escoger por otros albergues privados en la ciudad. No recuerdo cómo ni dónde.

Entrada a Negreira

Monumento al emigrante en Negreira

Máximo se nos ofreció para hacer una perola de "Arroz máximo", consistente en su mayoría de arroz y pollo. Deliciosa cena, no solo por lo alimenticio del tema, sino por el hecho de ser la primera "cena comunitaria" entre peregrinos. Las cosas se planteaban bien desde el principio. 

Primera cena común. Buenos augurios.



5 comentarios:

  1. que buen recuerdo y que bien relatado enhorabuena....

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  2. Qué buena pinta tiene éste camino,aún inédito para mi,espero que no por mucho tiempo.Enhorabuena por lo bien contado y bien documentado que lo tienes.

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    1. Gracias, Jesus. Me alegra de que te haya gustado el blog. Cualquier duda, ya nos vemos y lo hablamos. Saludos

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  3. Yo hice este Camino el pasado Diciembre, comparto tus comentarios, he escrito un libro Viaje al Fin de la Tierra que he publicado en Amazon como eBook y como copia impresa, autor Cerinto.
    saludos

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    1. Hola Juan. Gracias por compartir los comentarios. Me alegra que un "profesional" en esto del camino valore positivamente mi blog. Alguien que ha escrito un libro es aval suficiente como para sentirse valorado. ¡Muchas gracias, y suerte con las ventas!

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